CORONAVIRUS (COVID-19): UNA ACCION AMPLIA Y RÁPIDA PARA SALVAR VIDAS Y AYUDAR A LA RECONSTRUCCIÓN DE LOS PAISES (AXEL VAN TROTSENBURG – BANCO MUNDIAL - 06 DE MAYO DE 2020): La pandemia de COVID-19 (coronavirus) es un territorio desconocido para todos los países del mundo. Ha provocado tanto una emergencia sanitaria mundial como una crisis económica sin precedentes y de magnitud histórica. En momentos en que el coronavirus continúa propagándose, el Banco Mundial estima que, entre 2019 y 2020, la economía mundial se contraerá en USD 4,2 billones. Esta cifra es mucho mayor que toda la economía regional de Asia meridional (que es de alrededor de USD 3,5 billones), o representa de alguna manera la eliminación de Alemania y Bélgica del mapa económico. Peor aún es que la caída desde donde esperábamos estar en 2021 si la pandemia de COVID-19 no se hubiese producido es cerca de USD 7,5 billones, cifra equivalente al 40 % de toda la economía de Estados Unidos, y mayor al PIB combinado de América Latina y el Caribe más el de Oriente Medio y Norte de África.
Si bien llama la atención la magnitud económica de la crisis, e incluso podría paralizarnos, el costo humano es una cuestión aún más apremiante. Millones de vidas en los países más pobres están al borde del abismo. La infección que enfrentan no es solo el virus, por devastador que sea, sino que también los efectos que lo acompañan: la pobreza, las carencias e, incluso, el hambre. Sin un fuerte sistema de atención de salud que frene el avance de la enfermedad —y con economías agobiadas por su deuda externa que, de repente, se ven privadas del comercio, las remesas, las inversiones y los empleos—, será únicamente a través de la solidaridad mundial a una escala sin precedentes que podremos prevenir una catástrofe humanitaria, y evitar que décadas de avances para poner fin a la pobreza extrema se diluyan frente a nuestros ojos.
El Grupo Banco Mundial se comprometió a hacer todo lo que pueda para ayudar a los países a responder a la emergencia sanitaria, contener los daños económicos de ser posible y comenzar a planificar la recuperación a largo plazo. Hemos establecido un mecanismo de financiamiento rápido para los esfuerzos de respuesta a la COVID-19, y estos ya están en marcha en más de 60 países clientes. Mediante una combinación de nuevos proyectos, la reestructuración de proyectos existentes y la aplicación de componentes de emergencia en estos últimos, y el uso de nuestros instrumentos de financiamiento para desastres, esperamos que nuestro trabajo relacionado con la COVID-19 se lleve a cabo en 100 países a fines de este mes.
Nuestra respuesta se concentra en cuatro áreas fundamentales: En primer lugar, nos enfocamos en salvar vidas, ayudando a los países clientes a implementar operaciones sanitarias de emergencia. Esto implica fortalecer los centros de salud, garantizar que haya suficientes trabajadores de primera línea donde se necesiten y que estén bien capacitados, y ayudar a que los insumos y equipamientos médicos lleguen a destino a pesar de las mayores presiones sobre las cadenas de suministro y los flujos comerciales. Además, significa apoyar las campañas de información de salud pública, para que tengan un amplio alcance y lleguen de manera eficaz a los grupos de mayor riesgo. Y, dado que el simple lavado de manos es esencial para prevenir enfermedades y muertes, conlleva redoblar nuestros esfuerzos para ampliar la disponibilidad de servicios de agua y saneamiento. Esto incluye respaldar soluciones a corto plazo en lugares en que la infraestructura es deficiente, y que muchas veces incluye incluso hospitales en las zonas más pobres y remotas.
En segundo lugar, ayudamos a los países a proteger a los más pobres y vulnerables. Estamos ayudando a nuestros clientes a ampliar la cobertura de las redes de protección social, tanto a través de nuevos programas en respuesta a la pandemia como una ampliación a gran escala de los programas existentes, muchos de los cuales no han prestado suficientes servicios a las personas que los necesitan en la crisis actual. En África, por ejemplo, el 80 % de los trabajadores labora en el sector informal, lo que significa que no solamente sus puestos de trabajo están en riesgo, sino que no pueden acceder a la mayoría de las transferencias de efectivo tradicionales y otros programas de protección social. En África también más de 100 millones de personas están al borde de sufrir hambre de manera crónica; a nivel mundial, es probable que el número de personas que se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda se duplique a fines de este año. En muchos lugares, la pandemia agrava los actuales riesgos derivados del cambio climático, los conflictos y la violencia, y los Gobiernos débiles. E incluso ataques de enjambres de langostas, que están destruyendo los cultivos, amenazan la seguridad alimentaria en partes de África, la península arábiga y Asia meridional.
En tercer lugar, trabajamos para salvar los empleos y las empresas. Debido a los impactos de la crisis provocada por la COVID-19, cuatro de cada cinco personas de la fuerza laboral mundial compuesta por 3300 millones de trabajadores se ven afectadas hoy por cierres totales o parciales de los lugares de trabajo. Casi el 80 % de los trabajadores de la economía informal en el mundo —1600 millones de personas— se han enfrentado a graves obstáculos para ganarse la vida como resultado de los confinamientos de la población y del hecho de trabajar en las industrias más afectadas. Como el sector informal representa hasta el 90 % de los trabajadores en algunas economías emergentes, la pérdida de ingresos desencadenará efectos en cascada, afectando primero los hogares y luego a las comunidades y las sociedades enteras. Sin las medidas políticas adecuadas, estos trabajadores —muchos de los cuales son mujeres— tienen un riesgo más alto de caer en la pobreza y encaran mayores desafíos para recobrar sus medios de subsistencia durante la fase de recuperación. La Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) —las instituciones del Grupo Banco Mundial dedicadas al sector privado— están ayudando a amortiguar estos impactos, apoyando a dicho sector para que las empresas puedan seguir funcionando y se puedan mantener los empleos. También estamos trabajando para combatir las interrupciones de las cadenas de suministro, que no solo son fundamentales para la crisis sanitaria inmediata, sino que también desempeñan una función clave en la prevención del hambre y la protección de los medios de subsistencia.
En cuarto lugar, ayudamos a establecer una recuperación más resiliente. Incluso cuando ayudamos a los países a enfrentar las necesidades inmediatas, analizamos también de qué manera podemos apoyar las reformas de políticas para facilitar un crecimiento más rápido, más resiliente y más equitativo cuando la crisis sanitaria se disipe. Si los países quieren reconstruir de forma más sólida y estar mejor preparados para crisis futuras, deben empezar a pensar ahora en la recuperación, si bien comprendemos lo tensos que están todos debido a las batallas iniciales contra el coronavirus. Nunca ha quedado más claro, por ejemplo, que el acceso a Internet de banda ancha es ahora una infraestructura esencial en todos los países, no solo para que sigan funcionando las empresas y los Gobiernos, sino que también para garantizar que 1500 millones de estudiantes sigan aprendiendo cuando no pueden ir a la escuela. Sin embargo, ser más resilientes también significa tener claro lo que la tecnología puede y no puede hacer: muchos niños no solamente están perdiendo la interacción cara a cara con los maestros, sino que también la alimentación nutritiva que reciben en la escuela. Y, por supuesto, es importante tener en cuenta que muchos trabajos, en particular aquellos realizados por personas pobres y vulnerables, no se pueden desempeñar en línea cuando hay un confinamiento de la población.
La pandemia ya ha estancado o revertido el crecimiento en todo el mundo, y es probable que empuje a la pobreza extrema a entre 40 millones y 60 millones de personas. Después de décadas de rápidas mejoras en la calidad de vida, el número de personas que caerá en la pobreza extrema debido al COVID-19 será equivalente a toda la población de Colombia o Kenya, o quizás más.
Para una crisis de esta proporción, la única opción viable es una respuesta mundial coordinada, de gran magnitud y sin precedentes. El Grupo Banco Mundial está respondiendo al llamado de actuar rápida y enérgicamente. Debemos hacer todo lo posible para limitar el sufrimiento humano y ayudar a los países a regresar a la senda del crecimiento sostenible. Una acción amplia y rápida puede ayudar a asegurar que esta crisis no se convierta en una crisis de hambre, analfabetismo y malestar social. Al trabajar mancomunadamente con los Gobiernos, el sector privado, los asociados para el desarrollo y las instituciones multilaterales, en todo el espectro público y privado, estamos demostrando que podemos encarar este desafío. Y tendremos éxito solo si continuamos con esta sólida colaboración mundial.
BCRP
TOMA MEDIDAS PARA PROTEGER LOS FONDOS DE LOS AFILIADOS A LAS AFPs Y EVITAR EL
AUMENTO DE LAS TASAS DE INTERÉS ( 7 de mayo de 2020):
1. El Banco Central de Reserva del Perú ha
tomado medidas para proteger el valor de los fondos de los afiliados a las AFPs
y evitar que una venta desordenada de los Bonos del Tesoro genere un desplome
del valor de estos activos, lo que afectaría a los fondos de jubilación.
Asimismo, la caída de estos bonos generaría el incremento de las tasas de
interés, en momentos en que el país necesita bajas tasas de interés para ayudar
a reactivar su economía.
2. Desde octubre de 2008 las AFPs pueden
vender temporalmente Certificados de Depósito del BCRP al Banco Central
(Circular 045-2008-BCRP). Desde el 14 de abril del presente año, las AFP
también pueden vender temporalmente Bonos del Tesoro del Perú al BCRP (Circular
0016-2020-BCRP).
3. Estas ventas temporales de valores (REPOs)
les permite a las AFPs contar con mayor liquidez al poder reemplazar estos
bonos por depósitos en entidades financieras. Estas operaciones no constituyen
un préstamo que provea mayores recursos a las AFPs.
4. Con estas operaciones se busca evitar la
venta desordenada de activos por las AFPs, en un corto período de tiempo, lo
que produciría una caída abrupta de sus precios, reduciendo el valor de los
fondos de pensiones de los afiliados.
5. Además, una depreciación del valor de los
Bonos del Tesoro provocaría un alza de la tasa de interés de estos bonos, lo
que contagiaría a otras tasas de interés de operaciones de largo plazo, como es
el caso de las hipotecas. Se perjudicaría por esta razón a los préstamos
hipotecarios y al fisco por las mayores tasas de interés que tendría que pagar
por los bonos que coloque.
6. El BCRP continuará suministrando la
liquidez necesaria para asegurar una evolución ordenada de los mercados
financieros y permitir así el buen funcionamiento de los mecanismos de
transmisión de la política monetaria.
Ver Nota Informativa
LA
ONU TRIPLICA SU LLAMADO PARA EL PLAN HUMANITARIO AL CORONAVIRUS Y LO ELEVA A
6700 MILLONES DE DOLARES (08 DE MAYO DE 2020): Las
Naciones Unidas lanzan una actualización de su plan humanitario de respuesta a
la COVID-19 y solicitó a la comunidad internacional de donantes 6700 millones
de dólares para proteger millones de vidas y frenar la propagación del
coronavirus en algunas de las naciones más vulnerables.
El secretario general adjunto de Asuntos
Humanitarios, Mark Lowcock, fue el encargado de lanzar el nuevo plan que busca
ayudar a 63 países*, aunque hay un grupo adicional de naciones bajo vigilancia,
y es el principal vehículo de recaudación de fondos de la comunidad
internacional para responder a los problemas humanitarios que causa el virus en
los países de ingresos bajos y medios y apoyar sus esfuerzos para combatirlo.
El programa proporciona prioritariamente
ayuda y protección a los más vulnerables como las personas de edad, las
personas con discapacidad y las mujeres y niñas, ya que las pandemias tienden a
agravar los niveles existentes de discriminación, desigualdad y violencia de
género. También incluye programas de respuesta al aumento de la inseguridad
alimentaria.
El plan combina los llamamientos de la
Organización Mundial de la Salud y otros organismos humanitarios de las
Naciones Unidas.
"Algunas personas pueden mostrarse
escépticas sobre la posibilidad de que se generen recursos adicionales de esa
magnitud en las circunstancias actuales. Esa no es nuestra experiencia. Tras la
crisis financiera de 2008-2009, la recaudación de fondos para los llamamientos
humanitarios coordinados por las Naciones Unidas aumentó en más del 40% en
2010. Eso fue el resultado de la generosidad y la empatía humanas, pero también
fue un cálculo de interés nacional en los países donantes. Por lo tanto, insto
a los donantes a que actúen hoy con empatía y en su propio interés",
explicó Lowcock.
La
protección no es tan cara como parece: El
análisis realizado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la
ONU destaca que el costo de proteger de los peores impactos al 10% de las
personas más vulnerables del mundo es de aproximadamente 90.000 millones de
dólares, o el equivalente al 1% del actual paquete de incentivos establecido
por los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
y del G-20.
Se calcula que dos tercios de esos
costos podrían ser costeados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional si reciben el apoyo necesario para modificar las condiciones de
ayuda a los países más vulnerables. El resto deberá provenir de un aumento de
la asistencia oficial para el desarrollo en los próximos 12 meses.
Primeros
impactos en las naciones pobres: Pese a que se espera que
el pico de la enfermedad alcance a los países más pobres del mundo en algún
momento de los próximos tres a seis meses, ya hay evidencias del desplome de
ingresos y la desaparición de empleos, una disminución del suministro de
alimentos, los precios se disparan al alza y los niños no disponen de vacunas y
comidas, explicó Lowcock.
Hasta la fecha y desde que el Secretario
General de las Naciones Unidas lanzó el plan el pasado 25 de marzo se ha
recaudado 1000 millones de dólares. Entre ellos, 166 millones provienen de los
fondos comunes de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios en apoyo a
los programas en 37 países, 95 millones de dólares del Fondo central para la
acción en casos de emergencia de las Naciones Unidas y 71 millones de dólares
de 12 fondos conjuntos nacionales.
Con
ese dinero se ha conseguido: La construcción de
instalaciones para el lavado de manos en zonas de alta vulnerabilidad como los
campamentos de refugiados; y la distribución de guantes, mascarillas
quirúrgicas, (ventiladores) respiradores N95, batas y gafas protectoras y
equipos de análisis para ayudar a los países vulnerables a responder a la
pandemia.
La creación de nuevos centros de
transporte desde los que se puedan transportar suministros por vía aérea.
La capacitación a través del portal en
línea de la Organización Mundial de la Salud COVID-19 de más de 1,7 millones de
personas en todo el mundo, entre ellos profesionales sanitarios, para la
identificación del virus y tomar las medidas necesarias de protección.
Los migrantes también forman parte del
plan: Por su parte, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo
Grandi, explicó que 1500 de los 6700 millones del plan se dedicarán a las
situaciones con grandes cantidades de refugiados.
Destacó que aparte de la sanitaria
emerge una crisis de medios de vida que afecta a refugiados, desplazados y
migrantes que dependen de ingresos precarios que son los primeros que
desaparecen en situaciones de confinamiento.
Entre los múltiples riesgos para este
grupo de personas. Grandi advirtió que se encuentra el del incremento de la
trata.
"Muchos de los países en los que se
generan privaciones por la COVID19 son países de grupos migratorios vulnerables
y peligrosos. Y sabemos los elementos que causan estos movimientos. Son
causados por el conflicto y la pobreza y, a menudo, en combinación. La COVID19
se suma a estas dificultades y añade motivación y margen para más movimientos
de población a los que tenemos que prestar atención".
¿Por qué ahora se solicitan casi 7000
millones de dólares, tras pedir 2000 millones recientemente?
Ha aumentado la magnitud del problema:
La Organización Internacional del Trabajo espera que la mano de obra mundial se
vea afectada por la pérdida equivalente de más de 300 millones de puestos de
trabajo
La pobreza podría aumentar en 500
millones de personas, el primer incremento en tres décadas.
Los organismos de las Naciones Unidas
están alertando sobre el riesgo de que aumente la inseguridad alimentaria. El
Programa Mundial de Alimentos prevé que debido al impacto de la pandemia 130 millones
de personas más podrían sufrir hambre extrema en 2020.
Millones de civiles que viven en países
afectados por conflictos, entre ellos muchas mujeres y niños, se arriesgan a
encontrarse al borde de la inanición, según el Programa Mundial de Alimentos.
El mundo superará esta crisis, pero sólo si
actuamos juntos y solidariamente
Es crucial una respuesta mundial sustancial,
inmediata y sostenida.
¿Por
qué deben aportar fondos los países?: Nadie está seguro
hasta que todo el mundo esté seguro. El virus no distingue fronteras. Sólo
somos tan fuertes como el sistema de salud más débil. Los países deben mirar
más allá de sus propias fronteras.
El virus está llegando a lugares donde
viven personas en zonas de guerra, no tienen un fácil acceso a agua limpia y
jabón, y no pueden conseguir una cama de hospital si caen gravemente enfermos.
Si los países ricos con sistemas de
salud fuertes se hunden bajo la presión de los brotes de COVID-19, imagínese lo
que sucederá en los países inmersos en profundas crisis humanitarias causadas
por la guerra, los desastres naturales y el cambio climático.
Si dejamos que el coronavirus se
propague sin obstáculos en estos lugares, millones de vidas corren peligro,
regiones enteras podrían caer en el caos y el virus tendrá la oportunidad de
dar la vuelta al mundo.
Los países que luchan contra la pandemia
localmente priorizan, con razón, a las personas que viven en sus comunidades,
pero no podrán proteger a su propia población si no actúan para ayudar a los
países más pobres a protegerse contra la COVID-19.
¿Cuáles
son los impactos de la pandemia que ya se notan?: El
aumento del precio de los alimentos (hasta el 50%) en algunas partes de Mali,
Níger, Siria y Venezuela.
La suspensión en Sudán de los vuelos
internos de pasajeros del Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas.
Una media en la disminución de los
ingresos de los hogares en Bangladesh del 75%. Y un 40% de la población con
comida en casa comida para tres días o menos.
Al menos 100.000 niños no recibieron la
vacuna antituberculosa en la India y 200.000 no recibieron la pentavalente.
En Kenia el 80% de encuestados dijeron
que habían perdido parcial o totalmente sus ingresos.
¿Cuáles
son las repercusiones socioeconómicas previstas?: Somos
testigos de la mayor desaceleración económica de nuestras vidas. De acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, el
crecimiento mundial caerá a -3% en 2020.
Existe una extrema incertidumbre en
torno a la economía mundial. Los riesgos de que se produzcan resultados aún más
graves son considerables y dependen de factores que interactúan de manera
difícil de predecir, como la trayectoria de la pandemia, la eficacia de los
esfuerzos de contención, el alcance de las interrupciones de los suministros y
los precios de los productos básicos, ente otros.
Los impactos económicos analizados y los
anticipados varían según la región, el país, y la estructura económica. Esos
impactos son graves y pueden ser duraderos:
Precios
del petróleo: Los precios bajos del petróleo afectan a
países como Nigeria, que depende del crudo para el 90% de sus exportaciones y
donde aproximadamente la mitad de la población está por debajo del umbral de
pobreza, y otros países como Angola, Irak, Libia, Congo y Sudán del Sur.
El
turismo: El pilar de los pequeños estados insulares y
una importante fuente de ingresos de divisas para otros países - el turismo
representó más del 25% de las exportaciones en 2017 en Etiopía, Nepal, Ruanda y
Tanzania.
Las
remesas: El Banco Mundial estima que las remesas
mundiales podrían disminuir alrededor de un 20%, la disminución más pronunciada
de la historia reciente. Las remesas representan más del 25% del PIB para
Tonga, Sudán del Sur, Kirguistán, Haití, Tayikistán y Nepal.
Trabajo:
Se prevén graves reducciones del empleo y los ingresos. La Organización
Internacional del Trabajo proyecta 200 millones de empleos en peligro.
Pobreza:
Según una investigación del King's College de Londres y la Universidad Nacional
de Australia, la pobreza mundial podría aumentar por primera vez desde 1990. En
algunas regiones, los impactos podrían dar lugar a niveles de pobreza similares
a los registrados hace 30 años. En la hipotética situación más extrema con una
contracción del 20% de los ingresos o del consumo, el número de personas que
vivirían en la pobreza podría aumentar en 420-580 millones, en relación con
2018.
Otros
riesgos combinados: Los expertos predicen un fenómeno de la
Niña, una temporada de huracanes en el Atlántico fuera de lo normal y,
posiblemente, una temporada de monzones en las mismas circunstancias. A esta
situación hay que añadirle la crisis de langostas del desierto en África
Oriental y su posible extensión a otras partes del planeta.
*Los 54 países que formaban parte del
Plan de Respuesta humanitario el 25 de marzo eran: Afganistán, Angola,
Argentina, Aruba, Bangladesh, Bolivia, Brasil, Burundi, Burkina Faso, Camerún,
la República Centroafricana, Chad, Chile, Colombia, Costa Rica, Curasao, la
República Dominicana, la República Popular Democrática de Corea, la República
Democrática del Congo, Ecuador, Egipto, Etiopía, Guyana, Haití, Irán, Iraq,
Jordania, Kenya, Líbano, Libia, Mali, México, Myanmar, Níger, Nigeria, los
territorios Palestinos ocupados, Panamá, Paraguay, Perú, República del Congo,
Rwanda, Somalia, Sudan del Sur, Sudán, Siria, Tanzania, Trinidad y Tobago,
Turquía, Uganda, Ucrania, Uruguay, Venezuela, Yemen y Zambia.
Los 9 países añadidos al Plan son:
Benin, Djibouti, Liberia, Mozambique, Pakistan, Filipinas, Sierra Leona, Togo y
Zimbabwe.
FUENTE: HTTPS://NEWS.UN.ORG/
LA
OIT ALERTA DE QUE 1.600M DE PERSONAS DEBEN ELEGIR ENTRE “MORIR DE HAMBRE O
MORIS POR VIRUS” (08 DE MAYO DE 2020): La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó este jueves de que 1.600
millones de trabajadores informales en todo el mundo se están enfrentando al
dilema de "morir de hambre o morir por el virus", ante la falta de
medios materiales para subsistir durante los periodos de confinamiento y
medidas extraordinarias establecidas por varios gobiernos a nivel mundial.
"La crisis del COVID-19 está
exacerbando las vulnerabilidades y las desigualdades existentes", ha
asegurado el jefe del servicio Inwork de la OIT, Philippe Marcadent. "Las
respuestas políticas deben garantizar que el apoyo llegue a los trabajadores y
a las empresas que más lo necesitan", ha agregado.
El organismo con sede en Ginebra ha
alertado de que estos 1.600 millones de trabajadores, de los más de 2.000
millones que hay a nivel mundial, no pueden depender de esquemas de protección
contra el desempleo, al estar en situación laboral irregular, y tampoco
disponen de ahorros que les permitan cumplir con las medidas de confinamiento y
no ir a trabajar.
"Morir de hambre o morir por el
virus es el dilema demasiado real al que se enfrentan muchos trabajadores de la
economía sumergida", ha destacado la OIT en un informe presentado este
jueves.
Los 2.000 trabajadores informales
representan el 62% de la fuerza laboral a nivel mundial. En países de bajos
ingresos, los trabajadores de la economía sumergida representan el 90% del
empleo total, mientras que en los países de ingresos medios, ese porcentaje
baja hasta el 67%, y se vuelve a reducir hasta el 18% en los países más
desarrollados.
Para los 67 millones de trabajadores
domésticos del mundo, 75% de los cuales son trabajadores informales, el
desempleo representa una "amenaza tan grande como el mismo virus", ha
alertado la OIT. Muchos no han podido trabajar, bien sea por solicitud de su
empleador o por cumplir con las medidas de confinamiento. Aquellos que siguen
trabajando enfrentan un "riesgo elevado" de contagio al cuidar de
familias en su domicilio privado. Para los 11 millones de trabajadores
domésticos migrantes, la situación es "aún peor", ha criticado el
organismo.
Entre sus recomendaciones, el informe
destaca la necesidad de adoptar políticas que reduzcan la exposición de los
trabajadores informales al virus, que garanticen que las personas contagiadas
tengan acceso a la atención médica, que proporcionen un ingreso y una ayuda
alimentaria a las personas y sus familias y que prevengan los daños causados en
el tejido económico de los países. (FUENTE: HTTPS://WWW.EUROPAPRESS.ES/)
PRESIDENTE
BOLSONARO AUTORIZA EL DESPLIEGUE DE TROPAAS EN LA AMAZONÍA BRASILEÑA PARA
LUCHAR CONTRA LA DEFORESTACIÓN (08 DE MAYO DE 2020): El
presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizó este jueves el despliegue de
tropas en la Amazonía brasileña para luchar contra la deforestación en plena
pandemia de coronavirus.
Los militares estarán en la región entre
el 11 de mayo y el 10 de junio, según un decreto publicado en la 'Gaceta
Oficial' del país, que indica que su presencia puede extenderse un total de 60
días.
El mandatario brasileño ya envío
efectivos a la zona el año pasado en agosto, después de que se registrara una
ola de incendios que provocó críticas a nivel internacional.
Esta vez, las tropas tienen como misión
una "acción preventiva y represiva" contra la tala ilegal, así como
los incendios", tal y como señala el decreto.
La deforestación en la Amazonía
brasileña aumentó en abril más de un 50 por ciento respecto al mismo mes del
año anterior en plena pandemia de coronavirus, según datos recabados por el
Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE).
Las cifras muestran que 796,08
kilómetros cuadrados de bosque han sido deforestados, lo que supone los números
más altos recabados por el INPE para los primeros tres meses del año desde
2016. En 2019 se deforestaron unos 525 kilómetros cuadrados.
Está previsto que el nivel de
deforestación siga aumentando a lo largo del año, lo que ha suscitado críticas
por parte de científicos y activistas, que han asegurado que las autoridades
han relajado los controles debido a la pandemia de coronavirus. (FUENTE:
HTTPS://WWW.EUROPAPRESS.ES/)
LA
RECAUDACIÓN TRIBUTARIA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, AMENAZADA POR EL COVID-19
(08 DE MAYO DE 2020): La recaudación tributaria
en la región de América Latina y el Caribe podría verse amenazada por el
deterioro de las perspectivas fiscales de la región, que se ha incrementado a
raíz de la pandemia de Covid-19, según un informe realizado por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) y otros organismos.
El texto explica que si bien la
recaudación fiscal tuvo un buen rendimiento en 2018, la región enfrentó
posteriormente "importantes vientos en contra, que se intensificaron como
resultado de la pandemia del Covid-19".
El informe destaca que los ingresos
tributarios de la región alcanzaron el 23,1% del PIB promedio en 2018, lo que
supuso el nivel más alto registrado en la región después de superar al del año
anterior en 0,4 puntos porcentuales. Pese al buen rendimiento, los organismos
resaltan que la carga tributaria de América Latina se mantiene "muy por debajo"
del promedio de la OCDE, que fue del 34,3% en 2018.
Por países, la recaudación tributaria
fue desde el 12,1% de Guatemala y el 13,2% de República Dominicana hasta el
33,1% de Brasil y Barbados o el 42,3% de Cuba. Asimismo, 15 países reportaron
un aumento entre sus ingresos tributarios respecto a 2017, mientras que siete
se anotaron reducciones y tres se mantuvieron en el mismo nivel.
Además, el informe resalta que, aunque
la dinámica de la demanda interna y externa impulsó la recaudación en 2018, las
condiciones económicas en la región se deterioraron en 2019 debido, en gran
parte, a una disminución en los precios de las materias primas.
Por otro lado, los ingresos fiscales
procedentes de la exploración y extracción de petróleo crudo y gas natural en
los principales productores de la región aumentaron del 2% en el PIB en 2017 al
2,7% en 2018, pero se estima una caída del 2,5% en 2019. Esta tendencia se ha
intensificado en 2020 a raíz del colapso de los precios del petróleo.
Restricciones del gasto por el Covid-19.
"La generación limitada de ingresos tributarios en América Latina y el
Caribe restringe el espacio para el gasto en servicios públicos, incluida la
salud, y plantea cuestiones sobre cómo los países financiarán las medidas de
protección social de emergencia para responder a la pandemia del
Covid-19", ha subrayado.
Las debilidades de los sistemas
administrativos para gestionar instrumentos fiscales como impuestos y
transferencias, en comparación con los países de la OCDE, reducen las
herramientas disponibles para que la región responda de una manera eficaz a la
crisis, según el informe.
"Mirando hacia el futuro, a raíz
del Covid-19, será necesario que las economías de América Latina y el Caribe
fortalezcan el papel de los sistemas tributarios para estimular el desarrollo
económico inclusivo y, en el largo plazo, encauzar sus finanzas públicas hacia
una base más sostenible", ha apostillado el texto.
Los organismos señalan que, aunque la
estructura tributaria de la región se ha acercado a los niveles de los países
de la OCDE como resultado de una mayor recaudación de impuestos directos y una
reducción en los gravámenes arancelarios, la recaudación de impuestos
"claves", como el impuesto sobre la renta personal (IRP), sigue
siendo "limitada y a su vez una fuente de vulnerabilidad".
La recaudación del IRP en la región en
2017 (2,2% del PIB) se situó por debajo del nivel en los países de la OCDE
(8,3%), mientras que las contribuciones a la seguridad social se ubican en 4%
del PIB en 2017, en comparación con el 9,1% de los países de la OCDE.
Al mismo tiempo, la región depende de
los impuestos al consumo en mayor medida que los países de la OCDE. "En
conjunto, esto reduce el poder redistributivo de los sistemas tributarios en la
región y limita el espacio para abordar las vulnerabilidades en un contexto
donde las desigualdades persistentes han sido un factor importante detrás del
malestar social en toda la región en los últimos tiempos", ha advertido.
Por último, la presión fiscal de la
región se situó en un promedio del 25% del PIB en 2018, frente al 24,4% de
2017. Esta variable se mide a través de una gama más amplia de ingresos
fiscales que los impuestos recaudados por los gobiernos, incluidos los ingresos
no tributarios provenientes de los recursos naturales y las contribuciones
obligatorias a los sistemas privados de seguridad social. (FUENTE:
HTTPS://WWW.IADB.ORG/- HTTPS://WWW.EUROPAPRESS.ES/-)
LA OMS
RECOMIENDA REALIZAR UN LEVANTAMIENTO “LENTO Y CONSTANTE” DEL CONFINAMIENTO (12
DE MAYO): El director general de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha recomendado este
lunes a los países, siempre y cuando estén preparados, realizar un
levantamiento "lento y constante" de las medidas de confinamiento
implantadas para reducir la transmisión del nuevo coronavirus.
En una rueda de prensa, Tedros ha
recordado que para poder comenzar los planes de desescalada, las regiones deben
responder afirmativamente a estas cuestiones: ¿la epidemia está bajo control?,
¿el sistema sanitario puede hacer frente a un resurgimiento de los casos una
vez se relajen las medidas? y ¿los sistemas de vigilancia son capaces de
detectar y gestionar los casos de contagio y sus contactos?
"Estas preguntas pueden determinar
si se puede relajar, o no el confinamiento", ha aseverado el director
general de la OMS, si bien ha avisado de que incluso respondiendo de manera
positiva los planes de desescalada son "difíciles y complejos".
Y es que, tal y como ha recordado,
durante este fin de semana en Corea del Sur se han tenido que cerrar bares por
un aumento de casos de Covid-19 y en Wuhan (China) se han detectado nuevos
grupos de afectados, al igual que en Alemania. Países en los que,
"afortunadamente", existen sistemas sanitarios capaces de detectar y
responder a un repunte de casos.
En este sentido, Tedros ha advertido de
que los estudios serológicos disponibles hasta la fecha muestran que un
porcentaje "bajo" de la población ha generado anticuerpos, lo que
evidencia que la "mayor parte" de la sociedad sigue siendo "susceptible"
al virus.
"La OMS está trabajando en estrecha
colaboración con los gobiernos para garantizar que las medidas clave de salud
pública permanezcan a la hora de levantar las restricciones", ha dicho
Tedros, para recalcar que hasta que no haya una vacuna las medidas recomendadas
en la actualidad son las únicas herramientas para luchar contra el virus.
Dicho esto, Tedros ha aconsejado a los
países que están barajando la posibilidad de reabrir los colegios que, antes de
hacerlo, reflexionen sobre la epidemiología de la zona en la que se encuentra
el centro educativo; las capacidades de mantener las medidas de higiene en
estos entornos escolares; y se tenga en cuenta que todavía no se sabe con
exactitud la transmisión y la gravedad de la enfermedad en los niños.
Del mismo modo se ha pronunciado sobre
los lugares de trabajo, destacando la importancia de que se realice una
evaluación de los riesgos de contagio y se desarrollen planes de acción para
mitigar la transmisión del virus.
Finalmente, Tedros ha informado de que
este martes se va a lanzar la iniciativa 'Tech Access Partnership' para
aumentar la producción local de tecnologías sanitarias esenciales, como
mascarillas y ventiladores, en los países en desarrollo. "Solo juntos
podremos superar la pandemia. Unidad nacional y solidaridad global", ha
zanjado. (FUENTE: HTTPS://WWW.EUROPAPRESS.ES/)
AMERICA
LATINA REGISTRARIA EN 2020 LA PEOR CONTRACCION EN 40 AÑOS: ESTOS SON LOS PAISES
MAS AFECTADOS (14 DE MAYO DE 2020): El reciente estudio
de MAP Economic and Business Advisors prevé una contracción de -5,2% en la
economía de América Latina en el año 2020, convirtiéndose en la peor caída
desde la Gran Depresión de 1930.
La investigación, presentada por su
socio director, Juan Pablo Ronderos, destaca además que la caída en
Latinoamérica será superior al promedio de contracción global de -1,8% y la
expectativa de -3,8% para Estados Unidos; aunque muy similar al de la Zona Euro
(-5,1%).
Según el análisis, esta contracción se
debe a varias características propias de la región, que la hacen más vulnerable
y endeble para enfrentar una crisis.
La primera de ellas, ser una economía
con problemas, considerando que en el período 2015-2019, América Latina
registró el peor desempeño en 40 años en términos de crecimiento (0,4% de
promedio anual, vs 3,5% global). A esto se suma, el deterioro de la pobreza y
un aumento de la informalidad, que borró parte del camino ganado entre 2004 y
2014.
No conforme con ello, la vulnerabilidad de la
región, por su dependencia a los precios de los commodities, el ingreso de
remesas, el turismo y el financiamiento externo; hacen que su economía sufra
aún más en situaciones de crisis como la que ha generado la pandemia por el coronavirus.
Argentina (-6,5), México (-6,1), Ecuador
(-6,0) y Brasil (-5,2) son las economías que registrarían las mayores caídas en
la región, excluyendo a Venezuela que atraviesa una hiperinflación desde hace
más de dos años.
A ellos le siguen no tan de cerca las
economías de Perú (-4,4), El Salvador (-4,3) y Chile (-3,2), cuyas expectativas
para 2020 inicialmente estaban en 2,8%, 2,5% y 1,2%, respectivamente. (Ver
tabla).
“Excluyendo a México, el 70% de las
exportaciones de América Latina son bienes primarios, cuyos precios han sufrido
fuertes caídas recientes, destacándose en este sentido economías como Ecuador,
Perú y Chile, donde esa participación trepa a 94%, 88% y 86% respectivamente”,
explica Juan Pablo Ronderos.
El experto agrega que “el turismo, uno de los
sectores más golpeados por la crisis, representa un 13,9% del PIB de las
economías del Caribe, un 15,2% de sus empleos y un 20% de la generación de
divisas externas –siendo particularmente relevante en países como República
Dominicana y Panamá– mientras que en otros casos como Honduras y El Salvador,
la dependencia está en buena medida en las remesas familiares”.
MAP alerta sobre el riesgo. MAP Economic and
Business Advisors lerta sobre el riesgo de que la región transite una nueva
década perdida, y plantea una guía para el diseño de políticas económicas
orientadas a enfrentar la crisis, atendiendo distintos objetivos.
El primero de ellos, en el plano inmediato
(próximos dos meses), la consultora considera que se debe evitar una destrucción
masiva de valor, lo que podría implicar la implementación de cambios
regulatorios temporales para que las empresas no cierren y mantengan a sus
empleados en nómina.
Para el corto plazo (segundo semestre),
recomienda darle vigor a la recuperación para que el repunte económico sea más
acelerado. "Reactivar la economía requerirá una liberación inteligente de
las restricciones sanitarias, por lo que activar la producción cuanto antes es
clave, siempre y cuando se atiendan los riesgos sanitarios que van a
perdurar", señala.
Y por último, en el mediano plazo (2021), MAP
ve necesario desarmar aquellas políticas que puedan destruir los incentivos
económicos para producir e invertir, de manera que la recuperación se sostenga
en el tiempo.
Dificultades en Latinoamérica. Los gobiernos
han implementado medidas fiscales y monetarias para contrastar los efectos
adversos de la pandemia sobre las economías, con el foco puesto en ayudar a las
empresas para que mantengan a los trabajadores en nómina y puedan pagar sus salarios,
pero no todos tienen la misma capacidad de respuesta.
"Las restricciones y desbalances
presentes en Latinoamérica hacen difícil una salida similar a la de los países
desarrollados. Es que una salida rápida e inteligente requiere, principalmente,
usar el período de cuarentena para invertir en capacidad de testeo y de
tratamiento", sostiene el análisis de MAP.
En este sentido -añade el estudio- la
fragilidad socioeconómica y el bajo acceso a la tecnología existentes a nivel
regional demandan una salida rápida, pero la baja capacidad del sistema
hospitalario requiere que la misma sea segmentada, al ser elevado el riesgo de
sobrecarga.
En este contexto, para el año próximo se
prevé que la economía regional logre una recuperación de 3,2%, que no será suficiente
para alcanzar los niveles previos a la crisis. Además, los riesgos sobre este
escenario base son muchos e importantes.
*MAP Economic and Business Advisors es una
consultora en economía, estrategia y finanzas, con más de 20 años de
experiencia en consultoría empresarial y en áreas de liderazgo y análisis de
negocios en compañías locales e internacionales. (FUENTE:
HTTPS://WWW.AMERICAECONOMIA.COM/)
![]() |
HUMOR |